Envuelta en una comedia blanca, desternillante, ligera, apta para todos los públicos y potenciando la cultura mexicana en sus diferentes formas, Alfonso Albacete utiliza en su última película, “La Novia de América”, tópicos y prejuicios como herramienta para arrojar un mensaje universal: “Si nos quitamos los prejuicios podemos comprender y acercarnos más a los demás y, en definitiva, querernos y aceptarnos”.
Pepa Charro, Miren Ibarguren, Eduardo Casanova, Ginés García Millán, Pol Monen, Diana Bovio y Christian Vázquez son el elenco protagonista de “La Novia de América”, la última propuesta del consagrado director Alfonso Albacete. En la cinta, el director ahonda por medio de una comedia destinada arrancar las carcajadas del público los conflictos que subyacen al juntar dos familias de culturas completamente diferentes.
Para Alfonso Albacete, “La novia de América” está hecha “para verse en pantalla grande”. Y así ha sido desde el 17 de febrero, fecha en la que inrrumpió en las salas de cine españolas como paso previo a adentrarse en los hogares mediante las plataformas, para dejar hueco a nuevos filmes que, por periodos de tiempo cada vez más volátiles, entran a las salas de cine.
Y Albacete tiene razón. De su vestuario colorido a la dirección artística o de fotografía al que complementan un sonido diseñado en exclusiva para la película, hacen de la cinta una propuesta apetecible para ver en las salas. Todos tranquilos. Aunque sin especificar todavía, la película también llegará a otras formas de consumo de contenido y seguirá siendo una opción perfecta para el entretenimiento por otros de sus muchos matices: las interpretaciones de su variado elenco o los puntos de comedia y drama que salpican «La Novia de América».
Una historia real como trasfondo para «La Novia de América»
Albacete guioniza junto a su hermana, Charo Albacete, un filme que bebe directamente de su propia vivencia personal: “Hace quince años nuestro padre nos llamó y nos dijo que había conocido a una mexicana por internet y que se casaban. Todo fue tan disparate que había que contarlo”, explica el director, que partió a México con su elenco de actores españoles para trabajar con “un equipo soñado totalmente mexicano”.
Los hermanos Ana y Tono recibirán una llamada de su padre con el mensaje de que va a casarse en Mexico con una mujer que conoció por Internet. Al llegar allí, descubrirán que la prometida de su progenitor es treinta años más joven, y se verán obligados a convivir con su familia política, con todos los roces propios de la convivencia que ello conlleva cuando las culturas son radicalmente diferentes.
“Aunque hablamos el mismo idioma, hay cosas en las que no nos entendemos. Esto es en parte lo que hay detrás de esta película”, ejemplifica Albacete, que desde 2010 dirige en solitario. Así lo hace en esta última película en la que desde el ingenio y con una comedia ligera aborda situaciones tan cotidianas y universales como los roces que aporta la convivencia entre familias políticas. El resultado es una cinta coral que hace salir al espectador del cine con una sonrisa en los labios.
Alfonso Albacete: de la movida madrileña al cine consagrado
Desde que Alfonso Albacete resonara en la movida madrileña con sus trabajos como vídeo-artista en el pleno apogeo cultural de los años ochenta, han pasado cuatro décadas y también un camino trufado de éxitos en el mundo de la gran pantalla. Desde “La niña que vio el mundo desde arriba (1991), donde el director consolidó también su nombre en Latinoamérica, hasta la fundación de “Películas Frenéticas” con Miguel Bardem y David Menkes.
Un reparto de ensueño y con toque internacional
Un punto fuerte de la película es el tándem que transmite naturalidad desbordante desde la complicidad en pantalla entre Miren Ibarguren y Pol Monen, que realizan una interpretación en la que el espectador mantiene la diversión y la atención hasta el final de la película. En una cinta de casi cien minutos de metraje, Albacete mantiene la tensión introduciendo puntos de giro y con excepcionales interpretaciones como la de Eduardo Casanova.
“Dicen que el humor a veces viaja mal. Lo más difícil es unir tipos diferentes de humor: desde el de Miren Ibarguren, más seco y puramente vasco, al dulce de los mexicanos. Ese ha sido el punto más difícil de dirigir a los actores”.
Independiente y carismática, Pepa Charro y su personaje consiguen hacerse con el espectador desde el primer momento de la cinta, en la que invita en sus surrealistas situaciones a la risa continua del espectador. Con este personaje individual contrasta la química existente entre el reparto internacional y las conversaciones entre Armando Espitia, Michelle Rodríguez y Christian Vázquez.
Convirtiéndose en una comedia perfecta para disfrutar y entretenerse, Albacete transforma algunos tópicos sobre el carácter español y el mexicano en clave de humor y consiguiendo salir airoso planteando, con cuentagotas, algunas escenas dramáticas con las que aderezar la comedia. El resultado es una película amable que arroja la compasión como arma infalible para sortear las diferencias entre culturas, edades, educaciones y, en definitiva; personas.