Desde las valkirias contemporáneas de Esther Noriega hasta el estallido de color en homenaje a “Motomami” de Franco Quintáns, la incursión en moda masculina con los trajes de José Acosta o el desfile reconvertido en espectáculo de Jordi Dalmau, la séptima edición de Atelier Couture ha conquistado el Palacio de Santoña durante los días 4 y 5 de octubre.
Diez son los diseñadores que han volcado sus propuestas de costura, novia e invitadas en el Palacio de los Duques de Santoña en Atelier Couture, poniendo el broche final a las semanas de la moda madrileña que, en sus últimos días, han respirado las próximas tendencias de cara a la temporada primavera-verano 2023.
La primera jornada se abría de la mano de la diseñadora Esther Noriega que, bajo la dirección estilística del estilista consagrado Juan Acuñas, presentaba una versión de novias fuertes con un halo guerrero en cortes elegantes y atemporales revestidos de tendencia.
Así es como vestidos con plumas engarzadas y novias vestidas en crepes minimales y escotes asimétricos convergían en pasarela con guantes de cuero negro y flecos hasta los codos, medias de rejilla y peinados con aros metálicos y cadenas incrustadas.
Un contraste con las piezas clásicas pero muy sofisticadas de Juana Rique, con piezas bordadas y otras lisas que han dibujado una novia contemporánea, pero fina y elegante, para abrir paso a las “motomamis” de Franco Quintáns, en una propuesta protagonizada por volúmenes, tules y tonalidades flúor mediante vestidos complementados con guantes de pedrería y uñas XL en un guiño a Rosalía, que ha sonado durante la puesta en escena.
Llegaba el turno de María Baraza y Lorena Formoso, con novias de líneas puras y volúmenes equilibrados, así como cinturas marcadas en prendas de crepes lisos pero salpicados con encajes en mangas, escotes y espaldas, poniendo el broche final a una primera jornada que ha contado con asistentes como Estela Grande y que ha llenado de aforo las casi tres estancias del palacio.
José Acosta inauguraba una segunda jornada con moda masculina, convirtiéndose en el primer diseñador en presentar propuestas de hombre en la pasarela Atelier Couture. Desde piezas sobrias monocolor a otras de estampados arriesgados con etiquetas por fuera, el desfile de Acosta ha abierto paso a los canarios Amarca, que han trasladado la artesanía del saber hacer desde las islas hasta el corazón de Madrid.
El día de desfiles continuaba con una sesión de tarde en la que Jordi Dalmau daba el pistoletazo de salida, sorprendiendo con una puesta en escena digna de espectáculo, como es sello en el diseñador. Desde bailarines del espectáculo WAH hasta el propio diseñador cantando han acompañado a las esculturales novias enfundadas en vestidos de corte sirena y bordados coloridos, en contraste con otros vestidos de tirantes, brillos y grandes volúmenes en las faldasque exageran el corte new look.
Andrea Lalanza presentaba por su parte novias finas, femeninas y de aire juvenil en tules con originales estampados de estrellas brillantes, escotes en pico y vestidos con aberturas que insinúan a una novia sensual y con carácter, sin renunciar a la elegancia de la sobriedad.
Ante un abarrotado Palacio de Santoña, De la Cierva y Nicolás cerraba la edición de desfiles presentando diferentes bloques de color sobre la pasarela: desde piezas rojas a otras negras para, posteriormente, finalizar con una propuesta de novias. Transparencias, cut outs y vestidos en clave mini han salido a pasarela junto a modelos más largos y sobrios, ofreciendo una propuesta variada y versátil que también es apta para novias atrevidas que escogen los zapatos planos para darse el sí quiero.
En looks que han aderezado el maquillaje y la peluquería de Alberto Dugarte y en una producción orquestada por Ad Wolrd Studio con Desirée Espinosa como coreógrafa y directora, la séptima edición de Atelier Couture reivindica el diseño de autor español en novias y fiesta, un ámbito donde creatividad y diseño se reivindican como una fuente de empleo, cultura y saber hacer.
