La calabaza es una de las hortalizas más consumidas durante el otoño, cuando empiezan a verse en los mercados con su característica forma de cacahuete gigante y color naranja en su interior. Además, forma parte de la iconografía de la noche de Halloween en Estados Unidos, cuando se vacían para ser decoradas y luego expuestas en las casas, con velas dentro. En España, los platos que podemos elaborar a partir de ella son numerosos, desde cremas y purés a empanadas, guarniciones, bizcochos, mermeladas y hasta croquetas o potajes.
Ya estamos en temporada de calabazas y además, en breve llega una de las noches más esperadas en la que esta hortaliza tiene un papel más que protagonista: Halloween. En España la solemos consumir básicamente en caldos y sobre todo, cremas y purés, donde mejor apreciamos su dulzor y cremosidad, ya que se hace rápidamente y deja una textura muy suave y agradable al paladar.
La más cultivada en nuestro país es la llamada butternut, alargada y de piel lisa con una base ancha, si bien solemos ver igualmente en los mercados la vinatera o la mallorquina. Entre sus propiedades principales, que están tanto en la pulpa como en sus semillas, cabe destacar su gran aporte de fibra, agua, carotenos, potasio y fósforo, sin nada de grasa y muy antioxidante.
Aunque su sabor al cocerla es dulce, la calabaza se utiliza también en platos salados, añadida a un guiso de carne como si acompañaramos con patatas y zanahorias, o a cualquier estofado o potaje de garbanzos y alubias. También gratinada al horno (con queso) o en su versión asada, muy recurrente en pastas y no digamos en mermeladas, dejando una melosidad deliciosa. En bizcochos y tartas, gracias a su dulzor, es otra de las formas en que más utilizamos la calabaza, dando además un toque de color y sabor unido al jengibre, que suele acompañarle en muchas recetas.
Empanada de calabaza, una receta andina
Es muy común si vamos por grandes ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona, encontrarnos con tiendas de empanadas donde veamos una llamada humita, palabra que viene del quechua y que es además uno de los platos andinos más reconocidos del norte de Argentina, Bolivia, Chile y Perú. En esta empanada, se utiliza la humita como relleno: “Nosotros la hacemos en el obrador a modo de puré de maíz dulce aunque no totalmente triturado, al que agregamos primero un sofrito de cebolla, salsa blanca (bechamel), queso y un segundo puré de calabaza, que asamos previamente con aceite de oliva, sal, pimienta y un ajito” – nos cuenta Ana Antolini, copropietaria y responsable de cocina en Tita de Buenos Aires, con hasta siete locales en Madrid.
En Argentina, cada uno en casa elabora la humita según sus gustos, si bien algunos ingredientes no pueden faltar, por ejemplo la cebolla picada, que se rehoga en una olla al principio con un poco de manteca y morrón (pimientos dulces, a los picantes le llaman ají). La receta es sumamente sencilla y es una manera más de comer calabaza en un formato que no es el habitual.